Miraba absorto el mar
pero el mar ya no está.
Hay sólo un gran vacío
que no sé si es oscuro
o luminoso.
Aún me parece oír
el rumor de las olas
y percibir su olor.
Y sigo viendo el mar,
pero el mar ya no está
he de seguir aquí,
donde estaba la orilla,
por si vuelve.
Pero si no lo hace
me asomaré al vacío
que ha dejado
y empezaré a llamarle
por su nombre.
José Corredor-Matheos.
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