jueves, 13 de octubre de 2011

Discurso en el infierno


Lo peor de entrar en el infierno es que la esperanza no se puede abandonar.


Esa mañana el aire era tan transparente
que pudieron ver lo que había detrás.


Amasó una gran riqueza con pequeñas miserias.


Se concentraba en extenderse.


Cada uno de nosotros es una antología del universo.


Dar la espalda a los frentes.


En los pasillos se sentía como en casa.


Los mismos rockeros que reivindicaron la fuerza de la juventud
reivindicaron luego la fuerza de la vejez.


También en la cumbre hay que pisar el suelo.


Un hueco macizo.


En Alemania los bosques dan discursos.

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