martes, 26 de junio de 2007

Luna en la hierba


Ha salido recientemente en la editorial Hiperión una recopilación de poemas Tanka llamada "Luna en la hierba" donde se puede leer-contemplar maravillas como ésta del poeta Fun'ya no Yasuhide, uno de los 6 Poetas Inmortales de Japón:

Cambia el color

de la tierra y los árboles

pero la flor

de las olas del mar

no conoce el otoño.


Los tankas vienen acompañados de pertinentes e inspirados comentarios de su traductor y antólogo Aurelio Asiain que es profesor de la escuela de estudios extranjeros de Kansai. Asiain, que parece conocer bien la cultura, y sobre todo la poesía, japonesa, nos ilustra con detalles sobre la vida aúlica de los distintos poetas: Sugawara no Michizane, elevado por el Emperador y luego caído en desgracia, Ki no Tsurayuki, principal compilador y editor del Kokin wakashû que fijó para la época Heian los límites del gusto poético o Fujiwara no Teika que fue expulsado de la corte del emperador Shirakawa por golpear con un grueso cirio a un general y que más tarde modeló en su antología Ogura hyakunin isshu la imagen esencial que Japón tiene de su poesía clásica.


Este último poeta contribuyó a sustituir al ciruelo de influencia china por el cerezo que expresaba mejor, a juzgar por el uso sistemático que hicieron de él otros poetas posteriores, el concepto japonés de lo perecedero como semilla de lo eterno (sólo lo fugaz permanece que dice nuestro Quevedo). Lo ilustra el bueno de Fujiwara en el siguiente Taika:


Entre cerezos
en flor y luz de luna
se me va el tiempo.
Días y días
años,
nieve sobre la nieve.

En definitiva, una antología ésta altamente recomendable, me atrevería a decir que incluso para los que no leen poesía, y que deja en el espíritu esa liviana sensación de viento fresco que a menudo transmite Japón por medio de sus refinados gustos estéticos.

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