viernes, 18 de abril de 2008

Calle


Acaba de salir el libro de un servidor, Calle. Lo publica la editorial Amargord. Aquí va uno de los poemas para abrir boca.

Seco


La
imaginaria
forma de una gota
evaporada y transportada
del océano aún tibia a la palma
de la mano, que un ojo imaginario mira
fijamente, con su vida dentro y se pregunta
qué tipo de mar y si la gota trae el eco de ese mar
o su petróleo o su oro diluido, mientras refleja, la gota,
un mundo claro que no huele a mar y apenas sentida en la
piel, se hace ligera, muy ligera, la gota, sin su pesado océano,
y enorme desde cerca el plan imaginario de su abismo de olas en
falsos resoles al trasluz, como se aprecia en ciertos cuadros o en las
fotos digitales o en las mañanas infantiles, y en su tamaño la gota no es
parte del océano abierto, aun si su fuerza radica en que existe y llena el
ojo y no se seca en el preciso instante que de la mano cae y supone, la gota,
confirmar un antes y un después de su caída imaginaria, su amplio arco a
la sed de la tierra, con la trayectoria inclemente de lluvia que atraviesa la
piel o la sombra o el aire o el líquido imbebible que se fija al ojo con su
sed, y en su forma de gota imaginaria transcurre un cerebro imaginario
en su piel anterior de abismo y olas, y la piel de la mano imaginaria
que sostiene la gota y que oculta la sangre, líquido al fin la sangre,
espera la lluvia y el anillo de lluvia, para que ya la gota, en
su lenta caída, se seque con tristeza, del ojo imaginario,
como si no existiera tan lejos de su océano
ni lejos de su imaginaria manera
de lágrima.

1 comentario:

Jose Javier Gonzalez dijo...

Un saludo a los navegantes del barco de la plaza de Oriente.

http://laderivadelasombra.blogspot.com/2008/05/calle.html